Sal a pasear en un robot. Seduce a tus enemigos. Lucha contra la fuerza de gravedad. Con un lema que me invita mucho a usar la trillada y generalmente falsa frase de a diferencia de otras obras de mechas que se centran en los robots, esta novela visual se centra en sus personajes, hoy he decidido dedicar esta entrada a una obra que interesantemente brilla explorando las siempre populares ideas de el mecha como una extensión o segundo cuerpo idealizado de sus pilotos y el como los conceptos de violencia y amor se pueden intercambiar según el contexto a mano. Saliéndome un poco de mis usuales novelas visuales japonesas para explorar una hecha en este lado del mundo, esta fue una abstracta y hasta poética invitación a ideas de transhumanismo, lo que cada uno entiende por identidad y principalmente como es el amor lo que literal y metafóricamente hace a las estrellas girar.
Siendo catalogada como una novela visual de romance LGBT y ciencia ficción, Heaven Will Be Mine es producto de los estudios indies estadounidenses Pillow Fight Games y Worst Girl Games. Saliendo al mercado por primera vez en julio de 2018 tanto en itch.io como Steam, esta obra fue dirigida y escrita por Aevee Bee quien previamente trabajo en We Know The Devil y colaboro en Neon White, mientras la dibujante Max Schwartz se encarga del arte y dirección visual de esta novela, sin olvidar el rol del musico y diseñador independiente Alec Lambert en la composición de la música para su banda sonora. Resultando una experiencia de ficción interactiva principalmente textual en su naturaleza de novela visual, el gameplay de esta obra se limita a seleccionar a una de sus posibles protagonistas y decidir a lo largo de la relativamente lineal aventura en donde colocara sus lealtades en camino a una de las variantes de sus cuatro posibles desenlaces.
La sinopsis para esta novela es la siguiente: Alguna vez en el pasado la humanidad se volvió una sola con tal de conquistar las estrellas y asegurar su supervivencia ante una amenaza existencial que apenas comprendían. Sin embargo cuando dicha amenaza resulto ser poco mas que un espejismo entre el polvo estelar es que las viejas divisiones volvieron, creando un conflicto entre Memorial Foundation quienes exigen el regreso de la humanidad a su natal tierra, Cradle's Graces aquellos que desean vivir sin atarse a la gravedad de un solo planeta y Celestial Mechanics aquellos que desde las sombras intentan lograr alcanzar algo totalmente distinto. Siendo los últimos días antes de que el tenso conflicto acabe de una manera u otra, con todas las organizaciones jugando sus ultimas cartas para ver sus ideales realizados, tres pilotos con un pasado en común forjaran su futuro entre lealtades y traiciones.
En una versión alternativa de los años ochenta en donde la humanidad solo parece poder unirse cuando tiene a otro a quien culpar, llegando a las estrellas simplemente por haber encontrado allí algo que llamar un enemigo solo para separarse en su ausencia, esta es la historia de tres pilotos unidas por el conflicto mientras cargan con distintos ideales que las separan. Contando con una florida narrativa que disfruta de expresarse mediante constantes metáforas, las relaciones humanas se vuelven la gravedad por la que diferentes acciones, emociones y pensamientos caen en su debido lugar, dejándose a ratos llevar al ritmo de la personalidad mas fuerte, a veces chocando en mutual destrucción, en ocasiones tratando de dominarse unas a las otras o incluso influyendo unas en otras, formando un relato en donde sus protagonistas luchan para reafirmar su identidad contra el peso de las expectativas de un mundo que las ve como algo ajeno o alienigena a su cultura. Entremezclando romance, transhumanismo e idealismo con combates que resultan mas en una oportunidad de interactuar con otros que en genuinos deseos por herirse, que un mecha no es una eficiente maquina de matar, esta novela visual ofrece distintas perspectivas para hablar sobre la búsqueda de un lugar al que pertenecer y si bien no tiene claro como lograr reunir a un mundo que busca cualquier diferencia para separarse, quiere creer en un futuro mejor.
Con un arte que me recuerda en gran medida a la corriente del expresionismo abstracto con su búsqueda de expresar mas emoción que realidad con sus pinceladas, aun si no abraza por completo la abstracción para que al menos tengamos una idea general de lo que sucede antes de que podamos llenar los espacios vacíos con nuestra imaginación, Heaven Will Be Mine tiene una distintiva identidad. Con colores vibrantes y repletos de vida que nos presentan desde la nostalgia a la agresión de sus escenarios espaciales, mientras la interfaz de usuario intenta parecer la pantalla de control de una nave, esta es una obra que no teme representar los temas de su historia mediante el arte que puede pasar del detalle al mas simple boceteo si eso hará de sus emociones algo mas impactante. Por su parte, la banda sonora de este titulo abraza la perfecta imperfección del Lo-fi que la banda sonora de Alec Lambert nos ofrece. Esta no es una épica espacial aun si el mundo que presenta da para eso, esta es una intima exploración de sus personajes y lo logra sin problemas con temas como Oxigen Ocean, Plastic to Plastic, Silly Game o Joyride por solo dar unos ejemplos.
Admito que la prosa casi poética con la esta historia se desarrolla no es algo de todos los gustos, pero es la clase de obra que de conectar con alguien puede resultar en una experiencia bastante especial, que bajo todo lo florido de su abstracto lenguaje hay sinceras emociones con las que conectar. Podría quejarme de pequeños detalles como la falta de un botón para saltarme el texto ya leído o que siento desaprovechada un poco la idea de traicionar las respectivas facciones de cada protagonista, pero realmente no son grandes problemas para una obra que me tuvo absorto en mi asiento a lo largo de las seis horas que me tomo ver todos sus finales como para darla por terminada. Bastante madura en su a ratos surreal acercamiento a la sexualidad no es una obra particularmente explicita en sus descripciones o imágenes, dejando algunas pocas cosas en su alegórico subtexto.
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