viernes, 14 de febrero de 2025

Reseña: We Know the Devil.

Queriendo variar de mi usual lista de pendientes con todas las novelas visuales japonesas que me esperan, decidí leer algunas cuantas cosas hechas en este lado del mundo. Como siempre buscando algo que me llame la atención al primer vistazo o escuchar que se digan cosas interesantes de lo que nos presenta, lo que termino cayendo en mis manos fue un pequeño titulo que incluso en su brevedad logro dejarme cuestionando por varias horas lo que había leído. Con el casual horror del escenario de un campamento de verano americano, las incertidumbres propias de la adolescencia y unas buenas dosis de culpa cristiana, hoy escribo de una novela que entre analogías varias y elementos dejados a la interpretación de su lector nos invita a pensar el como los monstruos son otros y los monstruos somos nosotros mismos.

Siendo una breve novela visual independiente desarrollada por el grupo Date Nighto que eventualmente se convirtió en lo que hoy se conoce como Pillow Fight GamesWe Know the Devil es una obra que salió al mercado de PC en septiembre de 2015 estando disponible tanto en Steam como Itch.io con una demo autocontenida y un libro de arte. Escrita y creada por Aevee Bee, contando con el arte y dirección visual de la artista Mia Schwartz, mientras la música y efectos de sonido son el trabajo de Alec Lambert. La interfaz de usuario fue diseñada por Lulu Blue, con Conrad Kreyling en el rol de líder técnico y Jo Fu como productor. Como toda novela visual, el gameplay de esta ficción interactiva se limita a tomar una serie de decisiones que encaminan a uno de sus cuatro posibles desenlaces. En 2018 salió al mercado una secuela espiritual en la forma de Heaven Will Be Mine por parte de los mismos creadores, la cual pasa del realismo mágico a algo mas cercano a una épica espacial.

La sinopsis de esta obra es la siguiente: Se dice que cualquiera puede matar al demonio, por eso es que casi siempre son adolescentes quienes se convierten en caza vampiros o chicas mágicas. Sin embargo hay niños que ni siquiera eso pueden hacer bien, siendo esta la razón por la que la abrasiva Neptune, la poco femenina Jupiter y el tímido venus están aun atrapados soportándose por una semana mas en el campamento de verano. Estando cansados de los himnos religiosos, constantes tareas diarias, convivir con otros grupos de campistas y el tratar de no llamar especialmente la atención, aun una gran tarea les espera antes de poder prepararse para marchar; tener que pasar doce horas en la mas aislada de las cabañas listas para sobrevivir una noche que les promete un encuentro directo con el demonio.

Con una primera lectura que termina rondando los 40 minutos en completarse y siendo posible ver todos sus finales en menos de dos horas, We Know the Devil nos presenta a grandes rasgos una historia sobre donde se pone la linea que separa el compañerismo de la soledad. Sin tiempo de introducciones para sus personajes o el escenario en el que se encuentran al punto de que muchas cosas se antojan mas que confusas, se nos invita a ver las doce horas previas a que sus protagonistas se encuentren cara a cara con el demonio, a veces reforzando las barreras que se suponen las protegerán, a veces perdiendo el tiempo o rompiendo las reglas, con el jugador en el rol de seleccionar quienes serán el par a interactuar y quien quedara sobrando a lo largo de toda la noche. Decir mucho mas para tal breve experiencia conllevaría serios spoilers, pero como una alegoría sobre la búsqueda de pertenencia en conflicto con la necesidad por ser uno mismo es bastante lista con su mensaje aun si el dialogo no se siente particularmente natural a ratos. Enmarcando este relato sobre los intentos de sus protagonistas por mostrarse tal como son y no lo que el mundo espera de ellos, tenemos un reconfortantemente simple arte que mezcla retratos como si fueran recortes de papel dibujados a mano con escenarios de fotografías reales de mínimos si no nulos retoques. Mientras que la banda sonora nos presenta una inquietante y confusa instrumentalización en donde sirenas, zumbidos y otros ruidos se entrelazan con melodías, siendo Summer ScoutA Victim of Circumstance claros ejemplos de esto.

Intensamente memorable una vez logras conectar con algún aspecto de esta obra, que sin definir realmente su mundo o el trasfondo de sus personajes requiere bastante de que llenes sus espacios vacíos con tus propias experiencias, lo abierta a la interpretación que puede resultar esta novela visual no la haga una historia para todos los gustos. Pero para una novela visual que puedes completar en apenas un par de horas, hay bastante fuerza en sus honestas alegorías sobre la búsqueda de pertenencia a un grupo en donde no tienes que ocultar quien realmente eres y como el mundo parece funcionar abandonando al diferente para mantener la apariencia de unidad. Cuanto menos un curioso experimento que apreciar, para cualquier queja que pueda tener por su brevedad, We Know the Devil es algo que voy a recordar.

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