Reseña: Dororo 2019.

Con su reputación como el padre del manga o incluso como el dios del manga, muchas de las obras de Osamu Tezuka han sido adaptadas y re-interpretadas en diferentes medios durante años, explorando así las diversas ideas y conceptos de un autor cuya influencia todavía demuestra su presencia e influencia hoy en día en el medio del manga/anime. La serie a la que dedico esta entrada es el mas reciente de estos intentos de re-adaptar uno de sus trabajos, explorándolo de una forma diferente al material original, re-imaginando varios de los eventos para centrarse mas en los aspectos mas serios de este relato de fantasía oscura, pero sin perder su valor emocional.

Inspirada en los conceptos del manga homónimo escrito e ilustrado por Ozamu Tezuka a mediados de los años sesenta, esta segunda versión animada que se toma varias libertades a la hora de presentar la premisa de esta historia. Lo cual no es una particular sorpresa ya que desde el primer anime de 1969, live action o hasta videojuego exploran diferentes ideas relacionados a este relato ya que la irregularidad y cancelación del manga original permiten ciertas libertades. Pero volviendo al tema de este texto, esta serie de 24 episodio fue producida por el trabajo en conjunto de los estudios MAPPA y Tezuka Productions para ser transmitida entre el 7 de enero al 24 de junio de este año 2019. La serie fue dirigida por Kazuhiro Furuhashi, la composición de la serie y gran parte de los guiones fueron el trabajo de Yasuko Kobayashi, mientras Satoshi Iwataki se encargo del diseño de personajes y con una banda sonora perteneciente por Yoshihiro Ike.

La sinopsis de este anime es la siguiente: Cuando sus tierras se vieron abatidas por la plaga y la hambruna, el señor feudal Daigo Kagemitsu decide hacer un pacto con doce grandes demonios con tal de salvar sus tierras y así poder mantener sus ambiciones de lograr dominar todo Japón. De esta manera vende la vida de su hijo, el cual nace sin extremidades, sin piel y sin rasgos faciales pero por alguna razón sigue vivo en su condición, sobreviviendo incluso el ser abandonado a su suerte. Varios años después de este incidente, el joven huérfano Dororo se encuentra con el misterioso espadachín Hyakkimaru que usa prótesis modificadas para el combate para cazar demonios en búsqueda de aquellos que tienen las partes de su cuerpo que le faltan. Comenzando así un viaje que les enseñara sobre las ambiciones y que es lo que nos hace humanos o monstruos.

Esta no es una historia de venganza o una de acción como tal por mas batallas con demonios que hayan, en su lugar es el relato del viaje de nuestros dos protagonistas en una bastante clásica aventura en donde ellos aprenden de lo hermoso y horrible del mundo a lo largo del camino, con un foco mas en un tema mas emocional sobre los lazos entre las personas, el redimirse de sus pecados y abandonar la ambición desmedida. Lo que diferencia a esta versión de Dororo de anteriores interpretaciones, es que aquí se abandona parte de su humor para explorar en mayor profundidad la ausencia de sentidos y extremidades de Hyakkimaru durante la mayor parte de su vida y como Dororo lo ayuda a aprender a interactuar con otras personas, por que hasta ese punto su vida a sido animalística en cierto sentido, donde solo su obsesión instintiva para matar demonios con tal de recuperar lo que le fue arrebatado en su nacimiento. Como ya había dicho, en su búsqueda por ser un humano completo, Hyakkimaru junto a Dororo deben aprender en el viaje, conociendo a otras personas y superando pruebas en el camino en una historia que aun cuando cae en lo episodica o formulaica por la mitad siempre mantiene el tema de que la obsesión vuelve a los humanos en monstruos, todo con influencias budistas para apoyar el contexto histórico de los sucesos.

Refiriéndonos al aspecto técnico de Dororo, debo decir que tengo opiniones mezcladas en el trabajo presentado a lo largo de la serie. Por un lado estamos a ante una serie que no solo se permite actualizar el diseño "Disney" usual de los mangas de Tezuka en forma de que se vean acorde a los estándares actuales si no que al mismo tiempo son fáciles de reconocer en los bellos escenarios de colores de acuarela, presentando así algunas de las escenas de acción y planos fijos mas interesantes que he visto en lo que va del año. Sin embargo aun cuando sabe dar grandes espectáculos a momentos puntuales de la serie, hay momentos especialmente en la segunda mitad de la serie en donde la calidad decae notablemente. No es que la serie como un todo falle horriblemente, si no que cuando lo hace es tan visible que rompe la inmersión en la experiencia, terminando en algo regular.

Por su parte la banda sonora de este anime hace su trabajo, pero no es nada especialmente memorable. Dororo decide ir por la ruta atmosférica al retratar su Japón feudal, usando instrumentos de cuerda, viento y percusión que usualmente se asocian a esta época para dar ese aire de misticismo a esta historia de samurais y demonios, al mismo tiempo que se permite actuar en momentos de acción o calma. Por su parte los opening son "Kaen" de la banda de j-rock Ziyoou-vachi y "Dororo" de la banda ASIAN KUNG-FU GENERATION. Mientras tanto los ending son "Sayonara Gokko" de la banda de rock amazarashi y "Yamiyo" de la banda Eve. Estos cuatro temas no son malos per se, pero no me extrañaría que quizás no los encuentren tematicamente apropiados para la serie.

Dororo 2019 no inventa nada nuevo pero al final del día hace bien lo que se propone al enfocarse mas en uno de los lados del manga original. Quizás no logro sobrevivir intacto al hype que creo con sus increíbles primeros episodios, pero aun si decayó un poco para lo que fue resulto en una experiencia satisfactoria que puedo recomendar a cualquier persona que encuentre interesante la sinopsis. Ya que pese a no ser una de las sorpresas de este año, cuando la serie logra brillar posee momentos memorables.