Estando estos últimos días con los ánimos y la curiosidad como para experimentar algo mas de los violentos y delirantes trabajos del peculiar artista del manga alternativo que es el autor Jiro Matsumoto, decidí dejar un poco de lado sus mas breves y llamativas orgias de violencia, para leer uno de sus mangas mas "extensos" entre su surreal y cruda carrera. Con un titulo cuya traducción se puede confundir facilmente con uno de los álbum mas conocidos de la banda de metal canadiense Annihilator, hoy escribo de una obra que sin dejar indiferente a nadie que sea capaz de terminar su violenta e incomoda historia nos invita a no apartar la mirada de los horrores de un mundo hecho pedazos y habitado por humanos rotos.
Con los nombres de Alice in Hell, o su original titulo de Jigoku no Alice, me refiero al manga escrito e ilustrado por el particular artista alternativo, guitarrista y antiguo estudiante de escultura, Jiro Matsumoto, autor que se a ganado a pulso su renombre en el espacio del manga alternativo con su predilección a plasmar cruda violencia, sexualidad y surrealismo en los trabajos que publicaba en las paginas de revistas para adultos, siendo algunos ejemplos de estas obras el febril apocalipsis zombie de Velveteen & Mandala, la vengativa sociedad de Freesia o el delirante viaje multidimensional abordo de escolares de combate que es Jyoshikohei. Pero volviendo a lo de Alicia in Hell que nos ocupa en esta entrada, con un total de 43 capítulos que originalmente se publicaron dentro de la revista quincenal de demografía seinen Grand Jump Premium entre septiembre de 2010 y enero de 2014, esta obra fue recopilada en un total de seis volúmenes en su Japón natal del que oficialmente no a salido.
La sinopsis para esta lectura es la siguiente: El mundo esta roto, al igual que sus habitantes. Shuu es una de estas personas. Siendo un joven huérfano con un notable talento como francotirador, viviendo entre ruinas como un ermitaño junto a una a una androide descompuesta a la que llama Alice. Sobreviviendo de los botines que toma al eliminar a los distintos bandidos que caen bajo su mira en las rutas que usan las pocas caravanas que quedan, para bien o para mal su pequeño mundo se expandirá frente a sus ojos cuando tras terminar salvando una mujer es invitado por esta a vivir en uno de los asentamientos.
Siendo una historia sobre como nuevas generaciones siguen repitiendo los mismos errores que sus antepasados al verse incapaces de abandonar la violencia que parece obligatoria con tal de sobrevivir en un eterno ciclo que incluso tras un vago apocalipsis no parece acabar, Alice in Hell nos presenta la historia sobre como el trauma guía los pasos de Shuu en una sola e inevitable dirección. Llevando al ermitaño de su protagonista a formar parte de una sociedad en cualquier otra obra hubiera llevado a que buscara poner sus talentos para el uso del bien común, muchos otros personajes idealistas así quieren y desean que sucedan las cosas, incluso una parte de Shuu lo intenta, pero es fácil tomar la ruta mas destructiva en un mundo en donde facilmente muerte y abusos ocurren en plena luz del día si te encuentras en el lugar o momento equivocados. Brutal e inmisericorde con las ideas de la inocencia irreparablemente perdida e ideales aplastados simplemente por encontrarse con quien no esta dispuesto a escuchar, esta lectura no busca traer una catarsis una vez alcances el final o explicar lo que sucede al detalle, confiando en que el lector será quien decida atar los cabos sueltos entre sus horrores nacidos de la guerra y el ocasional humor negro de este infierno.
Siendo uno de los puntos más distintivos de este autor su arte es tan impresionante como áspero a la vista, presentándonos un extenso desierto en donde lo único que se ven son las descuidadas y sucias ruinas que nacen de los rápidos y frenéticos trazos que desean presentarnos tanto metafórica como literalmente el infierno. Contrastando pero adaptándose a ese mundo, sus personajes cuentan con diseños generalmente simples pero expresivos que logran destacar ante todos los detalles a su alrededor. Logrando crear intencionalmente un crudo caos que a ratos parece que simplemente bocetea lo que para otros artistas serian los puntos mas finos de sus dibujos, esta quizás sea la menos surreal de lo que he leído de Jiro Matsumoto pero sigue siendo toda una incomoda representación de la mugrienta locura, violencia y abusos que forman esta lectura repleta de todo tipo de texturas. Mismas que solo nos prometen que no siempre serán agradables de tener entre nuestras manos.
Siendo uno de los mangas menos surreales o abstractos dentro de lo que llevo visto en el catalogo de trabajos hechos por Jiro Matsumoto, todavía se siente difícil poder decir que es la mas accesible de sus obras por el simple hecho que este manga alternativo desde el primer minuto advierte que su contenido no es para todos los públicos con sus constantes muertes y asaltos sexuales. Una sana medida de curiosidad y por sobre todo morbo se necesitaran para darle siquiera una oportunidad a esta postapocalíptica lectura, aun si es una moneda al aire el que la experiencia las parezca lo suficientemente interesante como para terminarla. Bordeando el mal gusto a ratos y sin miedo a herir sensibilidades con lo que presenta, no será algo que pueda recomendar abiertamente pero al mismo tiempo no lamento su lectura.
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