Cuando hablamos de películas que se han ganado a pulso su estado de culto en la industria del anime hay nombres con los que es imposible no cruzarse al menos en una conversación o búsqueda. Desde Akira marcando su huella en la historia de la animación cual par de neumáticos derrapando en el pavimento, al innegable impacto de The End of Evangelion. Desde la absurda pero inigualable exploración de la humanidad en los trabajos de Satoshi Kon, hasta la docena de clásicos de Ghibli que han llegado a llamar la atención de incluso quienes no suelen ver anime. De entre esta lista de usuales recomendaciones, estos días me dio por volver a ver uno que otro de sus títulos, llevándome a encontrarme con algunas experiencias de las que no se porque no había escrito antes de ellas. Así que sin mas que agregar por el momento, déjenme hablarles de una obra que siendo visualmente algo de lo mejor entre lo mejor, narrativamente se disfruta mucho más el viaje que el destino.
Con el titulo de Redline que se suele estilizar completamente en mayúsculas como para enfatizar su intensidad, nos encontramos tanto con la película que sirvió como el debut directoral del animador e ilustrador Takeshi Koike, como con la secuela del ova del 2003 Trava: Fist Planet, además del fracaso de taquilla cuya producción le tomo casi una década al legendario Madhouse. Fruto de siete años de trabajo por parte de su estudio y conformada por un total de más de 100000 frames dibujados completamente a mano para dar vida a sus 102 minutos de duración, esta obra se estreno por primera vez en agosto de 2009 como parte del catalogo en el festival de cine internacional Locarno en Suiza, para posteriormente en octubre de 2010 llegar a las salas de cines en el pais del sol naciente. Si bien no lleno salas de cines, tanto en DVD como BD a tenido a lo largo de los años un publico consistente como para llamarla una cinta de culto. Inspirada en los conceptos originales creados por Katsuhito Ishii, Koike dirigió, produjo los storyboard y superviso el arte de esta obra, mientras la responsabilidad de escribir el guion se acredita al trabajo entre Ishii, Yōji Enokido y Yoshiki Sakurai, dejando el diseño de personajes en las manos de Ishii y Koike, sin olvidar el rol del productor y compositor James Shimoji en la banda sonora.
La sinopsis para esta obra es la siguiente: En un lejano futuro, motores y ruedas no son la forma más eficiente de moverse. Pero si una de las emocionantes y mortales que existen. Siendo el deporte favorito de millones en todo el universo, nada despierta las pasiones como la competencia por la victoria del Redline la mas importante de todas las carreras clandestinas. Habiendo perdido su oportunidad de clasificar justamente perdiendo apropósito para pagar sus deudas, el corredor "Sweet" JP se ve ante la oportunidad de su vida al ser considerado como un posible participante del Redline tras el retiro de dos de sus participantes por los riesgos de su actual localización. Que eligiendo de entre todos los posibles mundos conocidos para tener una pista, se a decidido que esta edición de la mortal carrera sin reglas ocurra en medio del militarizado y abiertamente hostil planeta Roboworld. Convirtiendo a esta peligrosa competencia en un desafío mucho más emocionante que de costumbre.
Si bien decir que la historia de REDLINE es inexistente es una clara exageración, decir que no es el foco de la experiencia resulta una afirmación bastante acertada. Enfocándose principalmente en la emoción y velocidad detrás de una carrera en donde todo vale con tal de ser el primero en llegar a la meta, no esperen profundidad en el desarrollo de sus personajes o mayores conclusiones a los conflictos dentro y fuera de la pista; que con sus consistentes dosis de violencia, crimen y hasta romance, estamos ante una sencilla y funcional obra que no hace mucho más allá de las debidas presentaciones sobre un extraño futuro de ciencia ficción habitado por excéntricos personajes. No obstante lo simple de su narrativa no significa en ningún momento que esta sea una obra aburrida. Que empezando ofreciendo lo mejor que tiene desde su primer minuto resulta en una experiencia que termina en un instante sin perder las energías con las que llego... Aunque admito que en retrospectiva, el empezar con algunas de sus mejores escenas dejo la vara demasiado alta para resto de esta película.
Siendo uno de los últimos grandes exponentes de la animación hecha a mano antes de que la industria abrazara las considerables conveniencias de los recursos digitales, al punto de poder decir que esta obra es animación hecha por el placer de animar, REDLINE es un disfrute a la vista con sus enormes paisajes que van de lo natural a lo industrial, intensos colores, contrastantes sombras, inconfundibles líneas gruesas, detalladas piezas de maquinaria, extravagantes diseños de personajes que beben de todo tipo de estilos e influencias y un constante sentido del movimiento. Se podría decir que esta película es mero estilo por sobre sustancia, pero si hay una obra que lleva las cosas al punto de convertir su estilo en sustancia, sin lugar a dudas es esta película. Compartiendo y complementando la intensidad del aspecto visual, nos encontramos con una banda sonora que mezclando algo de rock alternativo, punk y música electrónica captura la agresividad y energía apropiada para cada escena. Con un total de 42 temas distintos para acompañar las casi dos horas de experiencia, piezas como Yellow Line, ROBOWORLD, And It's So Beautiful (feat. Kitty Brown), Machine Head o Exceed Limit son ejemplos perfectos de la variedad a su disposición. Sin olvidar el tema que acompaña a los créditos, "REDLINE DAY" de James Shimoji junto a Rob Laufer.
Mereciendo al menos ser vista una vez por todo aquel que diga disfrutar del mundo de la animación, REDLINE es una obra única como pocas. Que contando con una producción de condiciones irrepetibles hoy en día y una animación que incluso tras más de una década sobrevive dignamente al paso del tiempo, esta es una película que se deja disfrutar de principio a fin... Aun si peca dejándonos con ganas de ver mucho más de su absurdo mundo y personajes. Sus tramas político-militares no terminaran yendo a ningún sitio, su romance resultara al final del día una mera obligación y sus personajes de los que apenas sabemos algo serán facilmente olvidables, pero dejando la historia de lado, presenciar su absurda carrera es algo que tiene mi completa recomendación. Aun si debo advertir que su violencia constante y un puntual desnudo frontal se aseguran que esto no sea algo para toda la familia.
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