Reseña: I Want to Eat Your Pancreas.

Con uno de los títulos más engañosos y cuestionables para el espectador occidental durante el pasado 2018, lamento si "I Want to Eat Your Pancreas" no es una película que intenta capitalizar en la moda de los zombies o ofrecer una historia sobre el canibalismo en la sociedad actual como podrían esperar solo del nombre. En su lugar nos encontramos con un drama adolescente sobre la fugacidad de la vida, el disfrutar cada momento por que no sabes que puede suceder más adelante y atesorar a las personas que conocimos aun si no siguen a nuestro lado. ¿sin embargo ofrece algo más que un título curioso, o solo se queda en el básico melodrama que pide que llores?.

I Want to Eat Your Pancreas o en su nombre original Kimi no Suizō o Tabetai se originó como una novela web de drama escrita por Yoru Sumino en 2014. Logrando no solo obtener una publicación oficial durante el transcurso de 2015, sino que en el año 2017 consiguió llegar al formato de manga al mismo tiempo que una premiada adaptación live action. Sin embargo la versión que nos ocupa en esta ocasión es la adaptación animada que con 108 minutos de duración fue hecha por parte del estudio VOLN, estrenandose en septiembre del pasado 2018. Esta versión fue dirigida y guionizada por Shin'ichirō Ushijima, mientras el diseño de personajes perteneció a Yūichi Oka quien también tomó el rol de supervisar la animación, Yukako Ogawa junto a Yoshito Watanabe se encargaron de la escenografias del filme, mientras la banda sonora fue el trabajo de Hiroko Sebu.

La sinopsis es la siguiente: Un solitario y bastante asocial chico se encuentra accidentalmente con el diario de una de sus más populares compañeras de escuela, descubriendo de esta manera que aun bajo su alegría y optimismo esta vive con el conocimiento de que una enfermedad terminal en su páncreas solo le esta dejando unos pocos meses más de vida. Como la única persona en saber este secreto aparte de la familia de la chica, ella lo ve como un confidente con quien poder pasar algo del tiempo que le queda llevando una vida normal pero disfrutando todo lo que suceda en ese lapso, cambiando así la vida de ambos.

Aunque en general esta puede parecer la típica historia de romance adolescente trágico y cumple con muchos de los elementos que se asocian a ese tipo de historias, en realidad "I Want to Eat Your Pancreas" es mucho más cercano a un relato sobre la amistad y la fragilidad de la vida. Comenzando con una chica que encuentra mucho más fácil confiar sus inseguridades y sueños a alguien a quien recién conoce sobre toda la vulnerabilidad que no quiere demostrar al resto del mundo mientras lleva la máscara de felicidad viviendo su vida normal. Es aquí que el título hace sentido con viejas leyendas que decían que comer órganos sanos de ciertos animales ayudaría a sanar los problemas de esa persona con ese órgano en particular, por lo que en contexto la frase es una súplica porque por mas fuerza que muestre el temor a la muerte es presente, aun si al mismo tiempo la historia nos narra el como ella intenta vivir cada momento al máximo ya que nadie sabe cuando le llegara a su momento (esto ejemplificado en cierta escena que aunque no explicare, es de las decisiones más cuestionables de la película). Este es un relato bastante típico pero de conectar con la protagonista es ejecutado de una manera funcional y disfrutable, aun si es predecible en casi su totalidad.

En lo que respecta a la animación tengo opiniones mixtas. En general me agrada el trabajo visual que ofrece la película con sus personajes que aunque no muy expresivos en los momentos más sutiles son funcionales y escenarios de diseño realistas que con un uso de colores pastel y el abuso constante de filtros y reflejos logran en muchas escenas dar un aire de realismo mágico que juega bastante con las emociones del público, incluyendo una escena de fuegos artificiales que bien puede ser la mayor razón de ver esta película. Sin embargo lo mismo que la hace funcionar en sus mejores escenas le juega en contra y es que el abuso de la paleta de colores y efectos especiales puede cansar la vista con la sobresaturación, al punto de cuestionar si la lágrima que se te escapa es por el drama o por la fatiga en tus ojos.

En lo que respecta al sonido y la banda sonora, estamos ante una obra cuya principal gracia recae en el trabajo que hacen quienes dan su voz para dar vida a los personajes, ya que la sutileza y emotividad que en ocasiones falta en los rostros de los personajes (especialmente el protagonista masculino cuyo nombre solo mencionan una vez y no recuerdo) se encuentra en cómo se expresan. Por lo demás la banda sonora es funcional con una orquesta de instrumentos de viento y cuerda que dan vida a la atmósfera que envuelve a la narración de una manera agradable, pero sin nunca ser intrusiva. Esto llevando a que pese a lo hermosa de la composición no es especialmente memorable aunque por temas que se quedan en la memoria tenemos al opening "Fanfare" y el ending "Shunkashuutou" del grupo Sumika.

I Want to Eat Your Pancreas es una película de drama bastante estándar con la cual de entrar en su ritmo puede llegar a ser un viaje emocional que te deje con unas pocas lágrimas o incluso llorando a mares, pero esta adaptación animada tiene suficientes pequeños problemas como para sacarte de la experiencia y esta resulte aburrida por lo poco original que puede llegar a ser. No obstante para los fans de este tipos de historias les recomiendo que le den una oportunidad en alguno de todos sus formatos (preferiblemente el live action), ya que es un solido aunque tipico relato sobre la fragilidad y belleza de la vida.