Reseña: Please don't bully me, Nagatoro.

En la industria del manga/anime no es sorpresa descubrir que muchos artistas comenzaron o todavía continúan trabajando de alguna manera u otra en ilustraciones de contenido erótico, aunque no todos ellos hablan abiertamente de estos trabajos. Sin embargo, con el paso de los últimos años a sido mucho mas visible el como muchos autores dan el salto desde esa clase de publicaciones para ofrecer trabajos que apelen a una audiencia mucho mayor. De entre esta clase de obras que han dado el gran salto tratando de llevar el nombre de sus autores mas allá de sus nichos de siempre, Nagatoro-san a sido una obra que durante los últimos siete años camino entre ocasionales criticas por sus "sádicos" orígenes y comentarios de que es una lectura mucho mas agradable de lo que sus primeros capítulos puedan sugerir; pero ahora que a concluido dedico esta entrada para hablar de esta simple y dulce historia de amor.

Escrita e ilustrada por el artista Nanashi o también conocido con el seudónimo de 774 con mas de una decada de carrera independiente en los circulos de publicación doujinshi, Ijiranaide, Nagatoro-san, Please don't bully me, Nagatoro, Non tormentarmi, Nagatoro!, o No me jodas, Nagatoro entre otras localizaciones, es su primera obra en conseguir lo que definiríamos como una serialización oficial por parte de la editorial Kodansha. Sin ser exactamente lo mismo a sus ilustraciones originales del personaje que creo entre 2011 y 2015, el manga que se publico mediante la revista digital Magazine Pocket entre las fechas de noviembre de 2017 y julio de 2024, a gozado de una recepción mayormente positiva a lo largo de los 20 volúmenes con los que recopila la totalidad de sus capítulos. Con su popularidad esta obra no solo consiguió que múltiples autores participaran en la publicación de una antología de historias cortas sobre sus personajes, si no que tuvo una adaptación animada de dos temporadas, con la primera tanda de episodios producidos por TMS Entertainment en 2021 para luego en 2023 venir de manos del estudio OLM.

La sinopsis para este manga es la siguiente: Naoto Hachiouji es un joven introvertido que con gustos por el anime y manga practica sus habilidades artísticas a solas como un miembro mas del club de arte. Sus días de solitaria paz terminan cuando accidentalmente en la biblioteca de la escuela se encuentra con la joven de un curso menor, Hayase Nagatoro, quien encontrando uno de sus cuadernos y tras ver sus dibujos decide juguetear con el solo para verlo avergonzado e incomodo ante sus avances. Sin embargo lo que comienza como una molesta rutina para "Senpai" lentamente progresa hasta formar una especie de amistad con el paso del tiempo, naciendo entre los dos un extraño sentimiento que tienen todavía que determinar... Con el aprendiendo a tener más confianza en si mismo, mientras ella comienza a ser mas honesta con sus deseos, compartirán sus días de juventud uno al lado del otro.

Resultando principalmente en una inocente historia de amor que se desarrolla enmarcada en el crecimiento personal de sus dos protagonistas, Please don't bully me, Nagatoro es una lectura bastante ligera cuya reputación si bien merecida es normalmente exagerada. Si bien es cierto que el prototipo de Nagatoro en el doujinshi es abiertamente sádico en su actuar y los primeros tres capítulos del manga pueden resultar incomodos para quienes hayan experimentado algún tipo de acoso, tocando fondo temprano solo queda subir, que paso a paso por mas de ciento cincuenta capítulos la timidez que silencia a uno y hace actuar agresiva a otra se ve reemplazada por un entendimiento mutuo. empezando como una serie de situaciones en donde Sempai y Nagatoro conviven inicialmente en el salón de arte, para progresivamente presentar mas personajes y escenarios que reflejan como comparten sus diferentes intereses y metas, esta es una comedia que sin grandes pretensiones juega con las interacciones entre sus personajes para reírnos de como terminan reaccionando.

Sus reacciones son el punto mas alto de este manga, que si algo caracteriza al arte de Nanashi desde sus trabajos en el mundo del eroguro a sus mas inocentes títulos es la expresividad que presentan sus personajes a lo largo de cada pagina que dibuja. Con un trazo limpio que ayuda a hacer esta lectura una experiencia ligera a la vista, el foco principal de sus paneles están en los rostros, manos o figuras en movimiento, capturando secuencias de acciones en donde incluso sin diálogos facilmente se puede deducir el tren de pensamientos/emociones que mueve a sus personajes a lo largo de toda la historia. Luciendo escenarios funcionales según requiera el momento y con mínimas decoraciones que distraigan al lector de los protagonistas, algo de lo que tengo que hablar es del fanservice presente en esta obra, ya que si bien hace acto de presencia en prácticamente todos sus episodios realmente es bastante moderado para lo que usualmente se esperaría de una romcom etiquetada como ecchi. Al punto de que con que mas se enfoca en la relación entre Nagatoro y Sempai, las escenas mas picantes terminan siendo relegadas a un trio de chicas cuyo chiste regular gira alrededor del exhibicionismo y como la gente termina reaccionando a este hecho.

No será la comedia romántica mas original que haya leído en mi vida, ni mucho menos la mas profunda, pero usando su bello arte a su favor es una linda historia de amor que disfrute ver crecer con el paso de los años y crecer es uno de sus temas principales a la hora de hacer de esta una lectura que se siente especial. Nadie puede negar la mala primera impresión que pueden generar sus primeros capítulos, pero rompiendo el cascaron, poco a poco y a cada nuevo paso la historia de estos dos vergonzosos protagonistas abre sus alas para demostrar que puede convertirse en uno de los mas dulces mangas de romances en tiempos recientes. Si buscan algo de inocente amor juvenil o simplemente ver como dos personajes bastante opuestos en un inicio se vuelven un apoyo el uno del otro, Please don't bully me, Nagatoro tiene toda mi recomendación aun si tempranamente puede no ser para todos los gustos.