El slice of life es un genero en donde sus detractores suelen hablar sobre como son historias que se sostienen en nada tangible, solo retratando la mundanidad del día a día de sus personajes. Sin embargo es en su sencillez que estas obras pueden tocar ideas sobre como los sencillos placeres de la vida y los momentos fugaces son los que pueden volverse algunas de nuestras memorias más preciadas. Menciono todo esto porque para el anime al que dedico esta entrada, es esta sencillez lo que hace brillar su idealizado espíritu juvenil como una de las series mas memorables presente durante la primera temporada de este 2022, aun si su bella animación camina una realmente modesta pero muy tenue linea entre la delicada persecución del naturalismo artístico y un enfoque obsesivo que roza lo voyeur en la misma existencia de movimiento en cada una de sus escenas sobre el día a día de una estudiante.
Akebi-chan no Sailor Fuku, Akebi's Sailor Uniform o tambien llamado como El Uniforme de Marinera de Akebi, es la adaptación animada homónima del manga escrito e ilustrado por el artista Hiro a quien quizás conozcan por ser el ilustrador de Super Cub, el cual iniciando su publicación en la revista Tonari no Young Jump en 2016 donde a llegado a ser recopilada en un total de nueve volúmenes hasta la fecha. El anime de 12 episodios que se transmitieron entre enero y marzo de 2022, fue producido por el estudio CloverWorks, contando con el trabajo del director Miyuki Kuroki quien debuto en el rol en 2017 con Idolm@ster SideM, mientras el guion y supervisión cayo como responsabilidad de Rino Yamazaki a quien solo se le acreditan los guiones de un par de episodios puntuales en Franxx. La animadora Megumi Kouno es la responsable del diseño de personajes para el paso al formato animado, mientras la banda sonora es compuesta por Kana Utatane, siendo su tercer trabajo como compositora en la industria del anime tras Re-Main y Mieruko-chan.
La sinopsis para este anime es la siguiente: Komichi Akebi creciendo como la única alumna de una pequeña escuela de campo siempre aspiro a tener la ideal viva escolar en donde pasar tiempo con sus amigas, hablar con todo tipo de personas y vestir un bello uniforme de marinera como los que suele ver en dramas. Aceptada en la academia privada femenina Roubai, Akebi siente que por fin va a experimentar los años de estudio que a soñado orgullosa de su nuevo uniforme sin saber que las reglas de vestimenta cambiaron y ya no se usa el traje de marinera. Sin embargo viendo su pasión y honestidad en todos sus actos, se decide hacer una excepción para que pueda vestir con su querido uniforme por mas que sea un poco anticuado. Así que destacando desde el primer minuto frente a sus compañeras, sus actos la rodearan de amistades y aventuras de juventud.
Tratando con el día a día de una joven aprendiendo a hacer amigas de su propia edad, esta sencilla historia de crecimiento personal nos presenta con las inquietudes y vergüenzas de una protagonista que con genuino interés quiere llegar a conocer a otras personas al mismo tiempo que su honesta espontaneidad la lleva a ayudar a la gente a su alrededor sin darse cuenta de como su presencia inocente impacta en las demás. Sin grandes complicaciones o momentos de angustia existencial, estamos ante un ejemplo perfecto de como estas series sencillas en donde nada pasa nos recuerdan que tiempo perdido con amigos no es necesariamente tiempo desperdiciado, siendo un slice of life en su mas pura expresión. Conversaciones insustanciales, tardes compartidas jugando o trabajando, la paz de una rutina confiable donde sabes que esperar, esta es una de esas historias que nos recuerdan algunos de los pequeños detalles de la vida que puede ser placeres que se pasan por alto en los momentos mas ajetreados. Nada único o especial en su narrativa, pero ejecutado de una manera que hace sentir genuinos sus elementos, es un espectaculo que se hace disfrutar al acompañar a este grupo de chicas conviviendo como compañeras y eventualmente buenas amigas.
Akebi-chan no Sailor Fuku desde sus inicios como un manga se había hecho de una reputación por el casi obsesivo dibujo de su autor que dedicaba paginas completas para captar cada detalles de los movimientos de sus personajes, desde los cabellos al viento, las posiciones de las extremidades, las expresiones de los rostros o las mismas telas de los vestuarios, mientras la historia era un básico ejemplo de una chica haciendo amigas. Cloverworks decide continuar con esto enfoque que desea capturar hasta los menores detalles para ofrecer un naturalismo casi fotográfico en las diversas actividades que Akebi y compañía experimentan, con coloridos escenarios, juegos de luces y encuadres que demuestran una búsqueda para ofrecer una estética atractiva a la vista en un ejercicio de crear movimiento por el gusto de ver en acción ese movimiento. Es cierto que esto lleva a crear un enfoque voyeur que apela en cierto sentido a la mirada masculina por como concentra la atención en ciertos detalles puntuales, aun si hay que ver que la adaptación animada es mucho mas modesta y recatada que el material original en el que se basa, pero hay una sinceridad genuina en el esfuerzo que presenta, con todo y contactar a la asociación japonesa del salto en cuerda para asegurarse de que recrean las acciones tan fielmente como les he posible. Aunque la serie no es estrictamente realista, que a sus justas dosis logra recrear el idealismo que forma la soñada vida escolar de la joven Akebi y las amigas que a hecho.
Mientras la animación bien viene a ser lo primero en robarse la atención del publico, la composición musical prefiere tomar un rol mas sutil a la hora de componer las atmosfera de cada una de sus escenas desde un segundo plano. Con un piano que reina en la instrumentalización de corte mas clásico por razones que eventualmente se entrelazan a la historia, algo de percusión, cuerdas y viento, acompañan la alegría de una inocente juventud en un ejercicio reconfortante con melodías que enmarcan las que un día serán idealizadas memorias. No es su punto ni meta el distraer del espectaculo animado con que la producción se a esmerado, pero son mas que funcionales en su rol de apoyar el tono emocional de cada momento en la serie, aun si probablemente no sean el primer o segundo elemento en ser recordado de este anime. Lo mas memorable musicalmente en la experiencia que es ver esta serie bien serian los temas de entrada y cierre, siendo el opening "Hajimari no Setsuna" interpretado por el grupo de seiyuus del anime bajo el nombre de Roubai Gakuen Chuutoubu 1-nen 3-gumi. Mientras tanto el ending es el tema "Baton" interpretado por la seiyuu que da su voz a Komichi Akebi, la joven talento Manatsu Murakami.
Solo por sus altos valores de producción esta es una serie que ya merece mis mas altas recomendaciones, especialmente siendo un gran serie sin mucha competencia durante su temporada de salida, pero con su optimismo de una ideal juventud repleta de alegrías es un espectaculo mayormente inofensivo -con todo y el enfoque de cámara voyeur- que no toma mucho de tu tiempo. Podrá ser una serie en la donde honestamente no sucede nada, pero al mismo tiempo es una serie que recordare con bastante cariño. Especialmente por como devuelve mi fe en las producciones del estudio Cloverworks tras el desastre que les resulto su inicio de 2021, sin embargo dejando atrás esos tropiezos, parece que este les será un buen año siempre que no les preguntemos sobre Tokyo 24-Ku.
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