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viernes, 18 de octubre de 2024

Reseña: Midori La Niña de las Camelias.

Con un padre que desapareció sin dejar rastro de su paradero y una madre postrada en cama por una terrible enfermedad, la joven Midori se ve obligada a abandonar la escuela y en la necesidad de vender flores de papel pintado a un lado del camino para subsistir. Una noche en la que aun intentaba vender algo, un encuentro con un misterioso hombre con sombrero cambiara su destino al decirle que si alguna vez lo necesita vaya a pedirle ayuda. Ante la súbita e indigna muerte de su madre y sin ningún lugar al que volver, esta niña decide buscar el socorro prometido llegando a las puertas del circo de fenómenos del señor Arashi. Encontrando abuso y horror en su búsqueda por ganarse la vida, esta es su tragedia. Con esta premisa empieza una de las mas infames obras salidas desde Japón, ¿pero solo es violento nihilismo y horror lo que existe en todas las formas que a tomado con el pasar de los años?.

Con ambiguos orígenes que la sitúan inicialmente en algún punto de 1920-1930 alrededor de la gran depresión económica que rodeo a Japón en el periodo a finales de la primera guerra mundial, La Niña de las camelias existió durante años como un trágico relato popular que mediante artistas del kamishibai (un artesanal arte de teatro de papel que se origino en templos budistas) sirvió como una forma de entretenimiento para una población sin acceso a otros medios. Variando con cada nuevo orador desarrollando poco a poco las ideas centrales que se asociarían a la obra con el pasar del tiempo, pero siendo dejada un poco olvidada por la llegada de la televisión, no fue hasta 1983 que tomaría la forma con la que se le conoce hoy en día. Re-imaginada por el artista alternativo Suehiro Maruo, el nombre de Midori se volvió paulatinamente en uno asociado con el arte mas transgresivo y el nicho de la corriente del eroguro, no obstante seria en 1992 y de manos de un solo artista que se ganaría la infamia que incluso hoy en día le persigue al presentar una animación violenta y brutal. En 2016 se produjo una película de actores reales algo mas fiel al relato mas tradicional.

Con títulos como Mr. Arashi's Amazing Freak ShowShoujo TsubakiCamellia Girl y el ya iconico Midori: La Niña de las Camelias; la versión mas conocida y "accesible" de esta historia en este lado del mundo viene del manga escrito e ilustrado por el mangaka Suehiro Maruo. Publicándose originalmente en las paginas de la revista seinen alternativa Garo entre agosto de 1983 y julio 1984, para posteriormente ser impreso en un tomo unitario bajo el sello editorial Seirindō, como el mas popular trabajo de Maruo a tenido múltiples reimpresiones y traducciones a otros idiomas. Tomando como base un relato sobre la tragedia de una joven forzada por el destino a labores que no desea y convirtiéndolo en uno de los exponentes mas representativos del erotismo grotesco, su Midori es una que abandona los milagrosos finales felices para presentarnos a lo largo de sus paginas como la vida de la homónima Midori parece hacerla sufrir cada vez que parece encontrar alguna pequeña felicidad. Rodeada de "fenómenos" que intentan vivir con los destinos que les han tocado, aun si para subsistir continúan con otros la cadena de abuso que han experimentado sobre si mismos, este es su viaje interno y personal para poder escapar del abuso aun si es ambiguo si podrá lograrlo. Lo mas atractivo de esta obra es el bello pero brutal arte de Suehiro Maruo, que usando fotos de archivos referentes a los efectos de la gran depresión en Japón logra capturar el aire viciado y decadente de una sociedad en donde la esperanza era algo difícil de ver florecer. Todo enmarcado en grafica violencia, sexualidad y surrealismo.

Siendo una adaptación bastante fiel a la reinterpretación que Suehiro Maruo hizo de MidoriShoujo Tsubaki es la película de animación independiente que desde su primer estreno en 1992 a creado toda la infame leyenda alrededor de La Niña de las Camelias. Fruto de los ahorros personales y cinco años de trabajo en solitario por parte del animador Hiroshi Harada para dar vida a poco menos de una hora de horror, aunque su presencia en la escena mas alternativa lo llevo a tener el voluntariado de todo tipo de artistas al punto de que la música es trabajo de J. A. Seazer, su visión plasma una cruda pero inolvidable pesadilla en donde el tema del abuso se vuelve en una experiencia que hoy en día difícilmente se puede replicar. No, no lo digo por que este censurada o prohibida que esos dos son aspectos que se suelen exagerar sobre el estado actual en el que es posible encontrar esta obra, si no porque la animación solo era un fragmento de un show que bajo la carpa de un circo incluía laberintos, actuaciones, disfraces y maquinas de humo para arrastrarnos a un irrepetible espectaculo de otro mundo. Pero hablando de lo que si podemos ver hoy en día, esta violenta tragedia es una en donde acoso y marginalización son el pan de cada día; con un sufrimiento que en primer plano desea que no apartes la mirada de los sucesos por horribles que sean. Se puede argumentar que el mensaje de esta obra va mas allá del morbo presente en su cruda y limitada animación, simplemente visibilizando los aspectos mas oscuros que la sociedad prefiere ignorar. Aun si el resultado no es algo para todos los estómagos.

Mientras el manga y anime viven eternamente gracias a su reputación, en 2016 tuvimos una reinterpretación live action que recogiendo la característica imagineria de Maruo pero con sus propias pretensiones resulta en una obra que paso a la historia sin mucha pena ni gloria. Fruto de la directora de cine independiente y principalmente diseñadora de moda, TORICO; estamos ante una modernización que resultando estilísticamente llamativa con sus elementos especialmente los vestuarios y la composición para captar algunos de sus escenarios con colores caleidoscópicos, no termina por hacer algo mas allá de las simples apariencias. Estando a medio camino entre querer ser la versión mas optimista sacada del kamishibai en el donde se origina este relato y referenciar visualmente el internacionalmente mas conocido eroguro, es en el proceso de intentar alejarse del horror mas extremo pero manteniendo sin mucho cambio los eventos previos a su conclusión original, se pierde mucha de la cruda emoción y catarsis que pueden justificar explorar la experiencia mas allá del mero morbo al que se le asocia. Ideas que en papel suenan interesantes pero son poco aprovechadas y lo que parece ser miedo como para intentar algo realmente diferente, hacen de este un espectaculo interesante pero bastante olvidable pese a las rarezas que intenta poner en pantalla.

Si bien no es, ni será nunca, una obra para las sensibilidades de todos los públicos; Midori La Niña de las Camelias por siempre vivirá como una trasgresora pieza de arte que adoras por su surreal pero directo reflejo de algunos de los aspectos mas oscuros del ser humano o desprecias como un cínico sinsentido de violencia y abuso. De buena fe no es algo que pueda ni vaya a recomendar. Aun si hoy en día estoy lo suficientemente insensibilizado como para decir que he visto y leído cosas peores, pero si deciden experimentarla es bajo sus propios riesgos. Que por mas incomoda que pueda llegar a ser; se encontraran cara a cara con una de esas obras que ejemplifican la cualidad del arte por despertar emociones en su espectador... aun si estas no son para nada agradables. Tratando la violencia como lo que es, sin glorificarla ni excusarla bajo su pesadillesca representación; esta es una tragedia que para bien o para mal se queda por un buen tiempo en la memoria de quienes la ven.

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