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viernes, 11 de febrero de 2022

Reseña: Cocolors.

Continuando con mi animo de estos días para buscar cosas algo diferentes a lo que suelo ver, he estado revisando cortos animados de aquellos que suelen aparecer en festivales de arte o cine. De manos de un estudio conocido tanto por su participación en videos musicales, además de su clara pasión a la hora de experimentar en su uso de técnicas y herramientas a la hora de animar, llega un corto premiado que con una apariencia bastante única brilla con una pequeña pero emocional historia que aprovecha cada uno de los minutos que tiene a su disposición. Sin mas, déjenme hablar de este relato sobre encontrar color.

Formando parte del proyecto Gasoline Mask del estudio de animación Kamikaze Douga con algo de apoyo del estudio Nishiki, Cocolors es un corta película animada de 45 minutos de duración que se estreno en mayo de 2017. Escrita y dirigida por Toshihisa Yokoshima, este trabajo autoral que estreno durante uno de los eventos de anime Machi Asobi teniendo un doblaje y banda sonora en vivo se convirtió en uno de los mas serios ejemplos de seriedad por parte de un estudio que busca experimentar en el medio de la animación, especialmente en el uso de herramientas digitales. Su mayor éxito fue en festivales de cine ganando múltiples premios como el premio a la excelencia en el 21st Japan Media Arts Festival, un premio Satoshi Kon por la excelencia en animación, un premio a filmes internacionales en Sitges-Cataluña, solo por decir algunos pocos.

La sinopsis para este corto es la siguiente: El mundo hace mucho tiempo a perdido gran parte de su color. Una interminable lluvia de ceniza cubre la tierra y los cielos de gris. La humanidad, temiendo los efectos de esta toxica ceniza que quema su piel y envenena sus pulmones han huido bajo tierra. Viviendo bajo trajes protectores y enormes mascaras que filtren el aire a su alrededor, la gente intenta continuar sobreviviendo. De entre todos estos sobrevivientes la pequeña y muda Fuyu sueña con algún día conocer el mundo exterior, mientras su amigo Aki le cuenta historias sobre como era una vez. Eventualmente Fuyu hace una ilustración de como seria el mundo exterior, contando con el apoyo de Aki para encontrar con que colores colorearlo para reflejar su mundo.

Entre la negra oscuridad del ultimo refugio de la humanidad y la gris tierra marchita bajo la ceniza que trae el viento, esta es una historia post-apocalíptica sobre las esperanzas de un grupo de niños y los colores que estos toman. Con menos de una hora de duración esta película no puede invertir tiempo desarrollando a ningún personaje en particular, pero usando sabiamente arquetipos conocidos logra crear una historia sencilla de comprender por su publico aun con su limitado dialogo, o mejor dicho brillando por ese mínimo dialogo que permite que sea un show mas de emociones que de narración en si misma. No reinventa ninguno de sus elementos presentes desde personajes a mundo, pero los utiliza para crear algo que quizás melodramático al no tener tiempo para pausas, no deja de ser bastante genuino en su trágica y compacta historia sobre la búsqueda de una razón para dar un paso mas incluso en la peor de las situaciones.

La historia es simple, pero lo que le da bastante impacto es la propuesta técnica presente a la hora de ofrecer un espectaculo visual interesante. Agradable a la vista, estamos ante una producción que tomando la idea del recuperar el color inherente a la historia mezcla el característico cell shading de Kamikaze Douga con la estética de técnicas tradicionales de imprenta japonesa para convertir su 3D CG en todo un cuadro de arte. Es un mundo oscuro y en ruinas dibujado con limitados recursos y colores pálidos, pero con la estética que logra plasmar durante su visionado esta misma se encuentra repleta de las emociones que su debutante director desea expresar. Por su parte la banda sonora mantiene esta idea de minimalismo centrado en expresar la emoción de la escena, aun si su rol no es tan notorio en comparación a la llamativa estética. Entre percusión, instrumentos clásicos de viento y algunos de cuerda, este corto hace lo que necesita para dar vida a sus escenas.

Dudo que sea una obra que vaya a cambiar vidas pero puedo ver por que a ganado tantos premios, para algo que dura menos de una hora aprovecha cada minuto para que cada pequeña cosa que intenta tenga un motivo y pueda dar su mensaje claramente, llevando a que su final pueda aguar los ojos de mas de una persona. Por mi parte me intereso bastante la propuesta de este trabajo fuertemente autoral, por lo que estaré atento a ver si el nombre de Toshihisa Yokoshima vuelve a aparecer en algún proyecto que me parezca interesante. Sin mas que agregar solo puedo recomendarles que le den una oportunidad, siempre que tengan una horita que invertir en su visionado.

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